Al pisar Venecia la mente nos transporta a los días del antiguo carnaval, a las historias de caballeros y doncellas, y a la vida en los majestuosos palacios… Un viaje en el tiempo entre góndolas, canales y espectaculares edificios, que creamos para 36 empleados de uno de los grupos automovilísticos más importantes del mundo.

Un viaje de incentivos único, en el que volver a un pasado lujoso y refinado pero sin perder de vista el presente, ese en el que sentirnos cerca y en el que viajamos de nuevo para seguir almacenando recuerdos, experiencias y anécdotas juntos.

 

Día 1

 

Comenzamos esta experiencia con la llegada a Venecia, famosa por el extraordinario número de obras maestras protegidas por la Unesco que alberga, distribuidas entre sus museos y edificios históricos. Tras realizar el check in en el espectacular hotel St. Regis Venice, dispusimos de tiempo libre para ir familiarizándonos con las fabulosas calles y rincones de la ciudad, como el histórico barrio de San Marco, repleto de obras de arte y belleza arquitectónica, el legendario Teatro La Fenice, donde se estrenaron obras como Rigoletto, La Traviata o Simon Boccanegra, de Verdi, la bella basílica de San Marcos, el Palazzo Ducale o el Museo Correr.

Disfrutamos de nuestro primer almuerzo en La Fenice, uno de los restaurantes más emblemáticos de la ciudad, con una cocina tradicional y sabrosa, cuyas mesas han visto pasar a actores, artistas e intelectuales de diferentes épocas.

Por la tarde y coincidiendo con el atardecer, nos dispusimos a realizar una de las visitas más especiales de la ciudad, y es que recorrer el Gran Canal es una experiencia única. Entre los siglos XII y XVIII, en el momento de máximo apogeo de la República de Venecia, el Gran Canal era la arteria principal de la ciudad; el resultado, visible aún hoy, es una sucesión de fachadas suntuosas, de colores vivos, con grandes ventanales, y que recuerdan a los visitantes la imagen del antiguo esplendor de la ciudad.

Disfrutamos de la cena en el Restaurante Antico Pignolo, uno de los locales más prestigiosos de la ciudad; construido en 1200 y antigua herrería, en 1930 se convirtió en restaurante. Su bodega, que cuenta con más de 900 etiquetas de vinos de todo el mundo, recibe desde hace varios años el reconocimiento especial Best of Award of Excellence, por poseer la mejor lista de vinos.

Y para finalizar el día, nos esperaba una visita nocturna y en privado a uno de los lugares más impresionantes de Europa, la Basílica de San Marco. Nos adentramos en esta espectacular construcción por una de sus puertas laterales y, bajo la tenue luz que inundaba las estancias, alcanzamos el altar principal, que, para nuestra sorpresa, estaba sumido en la oscuridad. Una vez dentro y sentados en la nave central, y tras una breve e interesante explicación histórica de nuestros guías, las principales estancias y rincones de la nave comenzaron a iluminarse, poco a poco, revelando ante nuestros ojos la belleza hipnótica, pictórica y monumental de esta basílica milenaria. Aún asombrados, tuvimos la oportunidad de recorrer los principales puntos de la Basílica de San Marco, descubriendo espacios únicamente permitidos a visitas privadas como la nuestra.

 

 

Día 2

 

Al día siguiente, nos adentramos en la ciudad recorriendo sus históricos canales a bordo de preciosas góndolas, cuyo origen se remonta al año 1090; además, tuvimos la oportunidad de elegir entre aprender un oficio genuinamente veneciano, en un curso de boga en el que pudimos aprender las técnicas de los gondoleros y sentir la dificultad que entraña este tradicional oficio, o sacar nuestro lado más carnavalesco y artístico, a través de un maravilloso taller artesanal de máscaras venecianas.

Este día disfrutamos del almuerzo en el Restaurante Antica Besseta, una de las trattorias más antiguas de Venecia, en un entorno privilegiado alejado del caos de la gran afluencia de turistas.

Ya por la tarde, continuamos con nuestro recorrido, con una visita al barrio judío, uno de los lugares menos visitados de la ciudad, pero lleno de encanto, y es que en Cannaregio lo que a uno le cautiva es su personalidad. Al lado de Strada Nuova se halla el diminuto Gueto, un monumento vivo a la contribución de la comunidad judía de Venecia. Entre la gótica belleza de la Madonna dell’Orto y la renacentista de la Chiesa di Santa Maria dei Miracoli, las pisadas resuenan a lo largo de la triste Fondamenta Misericordia.

Para finalizar el día, disfrutamos de una maravillosa cena en el Restaurante La Porta D’Aqua, asentado en un precioso palazzo del siglo XV en el que destacan sus rejas de entrada originales del año 1503, ubicado en el corazón de Venecia, muy cerca del Puente de Rialto. La decoración barroca, la tenue iluminación del anochecer y la magia veneciana inundándolo todo nos regalaron una noche única.

 

 

Día 3

 

En nuestro tercer día nos preparamos para visitar las islas de Murano, Burano y Torcello, y es que la periferia de Venecia posee una laguna verde y azulada repleta de fotogénicas islas. Las de los alrededores, a veces únicamente separadas por un estrecho canal, abarcan desde reconocidos centros de producción de cristal y antiguas ciudades bizantinas, hasta destinos de playa e islotes de vocación artística; una alegre e inolvidable explosión de colores que tuvimos la suerte de descubrir.

Disfrutamos del almuerzo en el Restaurante Ponte del Diavolo, en un entorno idílico, con preciosos jardines que hacían de éste un lugar ideal para relajarse en buena compañía. Sus sabores tradicionales crearon un ambiente único para este viaje en el tiempo.

De vuelta en Venecia, y tras haber descansado, nos preparamos para vivir una experiencia en la que conectar con la tradición musical de la ciudad, acudiendo al Teatro La Fenice para disfrutar de la readaptación moderna de la ópera de Rigoletto, para después cenar en el Restaurante Antico Martini que, caracterizado por años de historia y gloria, ya ofrecía su rica gastronomía cuando este teatro se inauguró en 1792. Su mágica atmósfera y los sabores ancestrales de una época lejana y olvidada nos atraparon en una preciosa velada.

 

 

Día 4

 

Iniciamos nuestro último día en Venecia visitando el Palacio Ducal, preparados para descubrir sus fascinantes historias y leyendas; este lugar comenzó siendo un castillo fortificado en el siglo IX y, tras un devastador incendio, fue reconstruido para ser utilizado como fortaleza y prisión. En su interior encontramos pinturas de Tiziano, Tintoretto y Bellini, y cuenta la historia que, desde aquí, 120 duques dirigieron el destino de Venecia durante casi diez siglos. Tras la visita, dispusimos de tiempo libre para terminar de recorrer la zona, visitar los últimos rincones o finalizar las compras en alguna de sus boutiques o galerías.

A la hora indicada, nos preparamos para trasladarnos en water taxi a los Antichi Granai, donde tuvo lugar la cena de despedida. Construidos sobre las ruinas de un antiguo palacio, conocido como Palazzo Dandolo, los Granai della Repubblica fueron usados como almacenes de trigo y cereales, hasta finales del siglo XX, cuando fueron adquiridos por la prestigiosa cadena hotelera Belmond. Con unas espectaculares vistas a la laguna y a la Plaza San Marco pudimos pasar una noche única, en la que despedirnos de la ciudad, celebrando la experiencia y la bonita oportunidad de haber viajado juntos de nuevo.

 

 

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